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*todas las ilustraciones han sido editadas a partir de fotos halladas en la red.

*la historia es propiedad de la autora del blog y no puede ser reproducida



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viernes, 27 de mayo de 2011

Capítulo 12: Entre las nubes de los recuerdos

Del cúmulo de recuerdos que a lo largo de su centenaria vida Lady Dark ha atesorado, sin duda los que más borrosos se encuentran son los de su primera infancia.
Por aquellos tiempos la vida era muy simple, difícil  y sacrificada. Intentar sobrevivir un día más era la batalla cotidiana que debía librarse a pesar de saber que las expectativas de salir victoriosos eran casi nulas.

Así como eran pocos los infantes que llegaban hasta la edad madura, tampoco eran muchos los que esperaban recibir de la vida algo más que golpes y castigos.
Nunca resultó así con la niña que alguna vez fue Lady. Si bien aprendió a defenderse sola aún de pequeña y se hizo fuerte en el arte de empuñar espada y lanza desde su temprana adolescencia, nunca se limitaron sus sueños a concretar rutinas de ajustada supervivencia o a acumular bienes para sus días postreros. 
Por la carencia de afecto que sufrió desde muy niña, lejos de lo que quizás pudiera esperarse, hallar el amor nunca estuvo entre sus prioridades, y en cambio sí lo fue llenar por medio de su propia superación la angustia interior que la pobló desde siempre. 
Sólo con el transcurrir de los años y muchas batallas asentadas en su haber logró comprender que ese hondo pesar que la embargaba se debía, precisamente, al desapego que padeciera en sus primeros años y que desde siempre había creído poco significativo y fortalecedor.
Por las mismas circunstancias en que se empeñó en la vida, no logró nunca el amor traspasar la armadura con la que ella se envistió para protegerse ante la posibilidad de dolorosas pérdidas. Quien no tiene nada, nada teme perder…y ese fue el principio que puso en práctica aún a riesgo de saber que la soledad resulta ser una de las peores cargas que depara la existencia. 

Luego de aquellos lejanos años de formación y consagración como invencible guerrera, cuando la insatisfacción espiritual persistía aún después de tantos logros alcanzados, la inefable luchadora de lanzó a vencer nuevos retos interiores, mucho más arduos aún de alcanzar que los primeros.
Dicen que fue durante ese período de retrospección que la joven mujer por primera vez trastabilló ante alguna mirada tierna, aunque intensa y viril, que logró conmoverla. 
Pese a lo difícil que pudo haber sido poner freno a los inexplorados instintos que acariciaron su corazón en aquella época, la intransigencia por no ceder en su incuestionable fortaleza hizo que el tiempo del amor pasara sin que ella le correspondiera.

Los sabios y maestros que la guiaron en aquel aprendizaje seguramente interpretaron que no haber cedido a lo que podría haber sido flaqueza contribuyó a su fortalecimiento interior y la nutrió de nuevas capacidades de concentración y entrega a más sublimes objetivos…
pero ella, cada vez más frecuentemente, se suele plantear qué hubiese sido de su destino si en vez de negarse, se hubiese abierto por aquellos años al amor sin reticencias ni justificaciones.

1 comentario:

  1. La respuesta esa yo me la se, hubiese perdido esa "inocencia" de Alma y sería como todos nosotros.
    Buen finde.

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